¿Financiar el futuro del país o socavarlo a las ruinas de la educación?

Las autoridades electas y designadas en Paraguay están mal acostumbradas a la autogestión de la comunidad para salvar el día a día en las escuelas públicas. La escena cotidiana inicia con la organización de bingos y polladas hasta pintar y vender las tejas caídas de las aulas para así arreglar una clase, comprar una pizarra o cavar un pozo y obtener agua potable.

La realidad transcurre con profesoras que dividen las marmitas del almuerzo escolar para alcanzar a más niños, a veces hasta a familiares de sus estudiantes y con eso intentar asegurar que sigan asistiendo a clases. Mientras tanto, en los Consejos Distritales de Educación, supervisores educativos y representantes municipales procuran que los recursos disponibles lleguen en tiempo y forma, tratan de intervenir escuelas antes de que estas se derrumben, piensan y debaten días para lograr que el almuerzo escolar alcance a una mayor cantidad de escuelas… por una mayor cantidad de tiempo. 

Cíclicamente, directores y directoras piden nuevas inversiones y mantenimiento; golpean puertas de municipalidades, gobernaciones  y ministerios. En paralelo, el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) trata de convencer a los congresistas y a la 
presidencia de la necesidad de aumentar los recursos para educación; no recortarlos. Cada temporada inicia y termina con variaciones de las mismas respuestas: “la plata ya no alcanza”; “el año que viene será"; “se debe reorganizar el gasto nomás, los impuestos no subirán”.

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n septiembre del 2012, luego de varias discusiones parlamentarias y movilizaciones sociales, el Gobierno de Paraguay promulgaba la Ley 4758/12 Que Crea el Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (FONACIDE) y el Fondo Para la Excelencia de la Educación y la Investigación (FEEI); con el fin de “asignar en forma racional y eficiente” los ingresos que Paraguay recibe de Itaipú por la triplicación del precio de venta de nuestra energía excedente a Brasil.

Los recursos del FONACIDE se destinan a 5 grandes fines: Salud, infraestructura y almuerzo escolar a través de gobiernos descentralizados, investigación y excelencia académica, al Tesoro Nacional y a la Agencia Financiera de Desarrollo.

El 25% del FONACIDE transferido a las 17 Gobernaciones y más de 250 municipios del país deben invertirse en almuerzo escolar, infraestructura educativa y para el desarrollo. Hasta junio del 2023 se han depositado Gs. 4,4 billones, de este total se han transferido Gs. 252.400 millones (5,6%) a las Municipalidades de Ciudad del Este, Encarnación y Asunción, las ciudades más beneficiadas con el fondo desde que fue creado. Estos recursos no alcanzaron para cubrir las necesidades educativas básicas en estas ciudades y la situación en municipios que reciben menos es aún más crítica. En las siguientes páginas te explicamos el porqué, las lecciones aprendidas en más de 10 años de monitoreo de recursos para educación y extendemos una invitación a pensar cómo encarar la inversión educativa si de verdad “queremos estar mejor” en los próximos años.

“Las necesidades educativas sobrepasan la disponibilidad presupuestaria nacional para educación”.

El FONACIDE se creó como la promesa de un antes y un después en la inversión en infraestructura y almuerzo escolar. Once años desde su origen esta continúa siendo una deuda pendiente, y no; no solo por los varios casos de corrupción e ineficiencia en su inversión sino por una verdad incómoda: Los recursos del FONACIDE son insuficientes, Paraguay necesita aumentar su inversión en el servicio público de educación.