Las tensiones sociales que se intensificaron con la crisis COVID-19 necesitan comunidades capaces de analizarlas, debatirlas y enfrentarlas para descongestionarlas.
¿Estamos solos?
La proyección inepta de nuestro gobierno nos hace sentir que sí, lo estamos. Pero con eso hacemos invisibles a la gente y a las comunidades que están luchando desde distintos lugares, haciendo sacrificios admirables, apoyándose y compensando la ausencia y corrupción del estado.
No, no estamos solos, no mientras nos tengamos como comunidad .Ciudad del Este y Alto Paraná perciben una suerte de trato diferenciado respecto a las medidas sanitarias impuestas por el gobierno. Como cualquier comunidad diversa, quienes conformamos la comunidad de reAcción también tenemos posicionamientos variados y opuestos al momento de “leer” la situación actual. Los valores y principios que nos mantienen unidos son también nuestros pilares para enfrentar desafíos que agravan la crisis, como las teorías de conspiración, el ataque infundado a las ciencias y la erosión de la solidaridad comunitaria que polariza.
La intensa necesidad causada por la crisis económica, la sensación de abandono, la cercanía del hambre y el incremento de la desigualdad social fueron temas comunes y compartidos. Los contrastes y matices se hicieron evidentes en temas como el peso de la responsabilidad entre el gobierno, la ciudadanía y nuestra propia herencia (léase deuda) histórica en salud, educación y protección social.
A continuación un resumen de frases e intervenciones de personas que conforman nuestra comunidad luego de una reunión extraordinaria a fines de agosto de 2020.
Gobierno
- La ciudadanía cumplió; el gobierno, no.
- El gobierno no tiene credibilidad; es informal, no se nota que hayan analizado pros y contras. La manifestación ciudadana parece haber expuesto la inviabilidad de implementar el retroceso de fases. Hay mayor incertidumbre en lo legal y económico.
- El subsidio es insuficiente y la capacidad de comunicación del gobierno es ineficiente.
- Buen trabajo del MSPBS en la medida de su bajísima capacidad, pero mala estrategia de comunicación.
- El gobierno tiene la mayor parte de la culpa. Esto iba pasar, pero supuestamente debíamos estar mejor preparados a estas alturas.
- Existen grupos en el gobierno como el del Dr. Sequera que parecen esforzarse por hacer bien las cosas, aunque siguen habiendo errores graves.
- La recomendación de retroceder fases puede tener sustento, pero tampoco hay capacidad para controlar. A eso se suma la crisis económica y los evidentes privilegios que tienen los poderosos.
- Ineficiencia en el manejo de los tests, que suma a la falta de credibilidad.
- Los recursos comunitarios para ollas populares se van agotando. Aparentemente no tenemos capacidad gubernamental de enfocarnos en más de un tema a la vez.
Ciudadanía
- A la gente le importa cada vez menos el virus; la inmediatez de las necesidades económicas se antepone a la consciencia sobre los riesgos sanitarios. Hay corresponsabilidad de la ciudadanía.
- La gente no necesariamente cree que existe el virus, pero es difícil juzgar porque nuestra propio sistema educativo no ayuda.
- La culpa también se debe enfocar en contexto histórico. Son décadas de desidia en salud y educación.
- Problemas de nuestra idiosincracia: no consultamos en un hospital hasta que estamos en situaciones críticas. Además, se asigna un estigma a quienes resultan “positivos” al test COVID-19. Sumado al hecho de que los positivos no pueden trabajar por 3 semanas, se crea un incentivo negativo y la gente evade el test por miedo al estigma y a no trabajar por ese tiempo.
- Falta madurez social; hay que diferenciar la gente que quiere trabajar y hay otra que quiere socializar más que nada y resiste cambiar su estilo de vida pasado.
- Los jóvenes están sosteniendo a sus familias, tratando de proteger a sus padres.
- Es injusto culpar a la gente por ir a protestar.
- Hubieron costos económicos para adecuarse a las exigencias sanitarias que luego se pierden con la crisis económica y el retroceso de las fases.
- La violencia en manifestaciones se puede percibir como positiva para llamar la atención pública y eso es peligroso.
- La disminución de los ingresos limita el efecto de la postergación de los compromisos económicos. Es decir, no se van a poder pagar alquileres y otros compromisos a futuro simplemente porque se posterguen ya que los ingresos siguen sin recuperarse.
- Nuestro éxito inicial nos está condenando. Como no vimos la tragedia, empezamos a creer que es mentira.
Queremos transmitir estas certezas: el COVID-19 existe, no es una conspiración; el uso de máscaras y el distanciamiento social son fundamentales; el gobierno es corrupto e incapaz, pero eso no hace desaparecer al virus o su capacidad de robarnos a seres queridos.
La solidaridad social será imprescindible para que superemos esta crisis.