¿En qué nos equivocamos sobre la rendición de cuentas y el «empoderamiento ciudadano»?

Aviso: La Open Contracting Partnership publicó el artículo “What we’re getting wrong about accountability and citizen empowerment”, originalmente en inglés, recopilando las intervenciones de David Riveros García durante un panel del GovTech Global Forum organizado por el Banco Mundial en Washington, DC en mayo de este año. 

A continuación Quántico ofrece una traducción al español.

Diseñando sistemas accionables de retroalimentación ciudadana: Lecciones de reAcción Paraguay

Este blog está basado en el discurso realizado por el Open Contracting Champion, David Riveros García en el GovTech Global Forum enfocado en “Gobernanza en la Era Digital”, organizado en mayo de este año por el Banco Mundial. David es fundador de reAcción, una organización de la sociedad civil que empodera a jóvenes en Paraguay para luchar por transparencia gubernamental y responsabilidad social. Esta es una versión editada de sus comentarios:

Trabajo en anticorrupción liderando una organización que se enfoca en el sector educativo en Paraguay. En cuanto a la tecnología, desarrollamos una aplicación, FOCO, que permite monitorear a nivel nacional el fondo de infraestructura educativa más importante de Paraguay, con un valor aproximado de USD 90 millones anuales. Integramos datos del Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Educación y la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas para que las personas puedan participar directamente y saber si los recursos están llegando o no a las escuelas más necesitadas de su municipio, según la lista de priorización del Ministerio de Educación.

Eso es sólo contexto, ya que al final del día cuando hablamos de toda esta tecnología, lo que realmente queremos en términos de luchar contra la corrupción es rendición de cuentas. La mayoría de la tecnología del gobierno que intenta convertir los comentarios de los ciudadanos en recomendaciones de acción se trata realmente de rendición de cuentas ascendente. Es decir, sucede dentro de la burocracia y no es público.

Pero si queremos mejorar la prestación de servicios, cada vez hay más evidencia de que la rendición de cuentas hacia abajo es lo que nos permite reducir la impunidad, reducir la corrupción y brindar mejores servicios. Básicamente, esto sucede porque tanto las demandas como los comentarios de los ciudadanos son públicos junto con lo que el gobierno hace o deja de hacer como resultado.

Cuando recibimos comentarios de los ciudadanos, también tenemos que preguntarnos quiénes son las personas que brindan comentarios. En general, sabemos que es más probable que esta retroalimentación provenga de personas de clase media y media alta. Las prioridades que entonces tomaríamos de esa retroalimentación son diferentes.

El primer punto que debemos recordar es que no podemos romantizar la participación ciudadana. Para las personas que más necesitan ser escuchadas, ni siquiera se trata de la división digital, se trata de su capacidad para contribuir. Hay una curva de aprendizaje muy empinada para muchos ciudadanos sólo para comprender lo que pueden pedirle al gobierno, lo que funciona y lo que no funciona, y luego proporcionar comentarios sobre la prestación de servicios. En países como Paraguay, donde la expectativa mínima de los ciudadanos es tan baja, realmente baja, cualquier cosa que el gobierno proporcione parece una bendición. Los servicios entregados pueden estar por debajo del nivel de dignidad, pero los ciudadanos podrían sorprenderse por recibir algo. En situaciones en la que la expectativa máxima de los ciudadanos con respecto al desempeño de su gobierno aún está por debajo del mínimo de dignidad humana se convierte en un desafío estructural para cualquier intervención. Tenemos que recordar eso al evaluar y actuar sobre la retroalimentación ciudadana.

En segundo lugar, los ciudadanos no tienen el tiempo, especialmente aquellos de comunidades pobres y vulnerables. Como muchos de ustedes ya mencionaron, la desconfianza en la capacidad de respuesta del gobierno obstaculiza aún más el compromiso. ¿Por qué pasaría mi tiempo tratando de usar la tecnología que realmente no entiendo, para comentar una política que probablemente no comprenda por completo, si la experiencia me dice que el gobierno no hará nada al respecto?

Hace diez años, cuando tenía 22 años, estaba acá en otra conferencia y el mensaje del Banco Mundial fue: «Hemos pasado mucho tiempo escuchando al gobierno y hemos olvidado dar voz a los ciudadanos». Mientras hablamos nuevamente sobre el problema aquí hoy, insto a que llevemos esa “voz ciudadana” más allá de las simples expresiones y la convirtamos en un catalizador de acción; insto a organizaciones como el Banco Mundial a comprometerse a invertir las mismas cantidades que asignan al desarrollo tecnológico también en capacitación y movilización de ciudadanos.

En reAcción tenemos este dicho, “La tecnología no debería ahorrarnos la molestia de ser ciudadanos”. La tecnología debería reducir los costos de intermediación para que podamos pasar más tiempo movilizando las bases y participar en una acción colectiva informada y sostenida. Ya podríamos haber desarrollado la aplicación FOCO en 2014. Pero aprendimos al observar otras aplicaciones increíbles que son fascinantes por diseño, que cuando se desarrolla una aplicación que es fascinante, pero no hay demanda, pero lo más importante, no hay capacidad en las comunidades usarla, exigir y usar esa intermediación, estas aplicaciones mueren.

En reAcción, tuvimos un precedente importante a FOCO del que aprendimos. En 2016, desarrollamos la aplicación oficial del Ministerio de Salud. Permitió a los ciudadanos saber dónde estaban los medicamentos públicos, los servicios en cada centro de atención médica en todo el país, y los horarios en que los médicos deberían proporcionar esos servicios. Se convirtió en la aplicación más descargada en su momento, aunque en aquel entonces sólo estaba en las aplicaciones de Android y las interfaces móviles no eran tan buenas. Funcionó muy bien, y la gente informaba tanto que el Ministerio de Salud lo cerró. Así que… intentens convencer a los ciudadanos después de esa experiencia de que sus comentarios serán procesables y valorados.

FOCO fue la segunda aplicación que desarrollamos. Todos asumimos que las personas estarían interesadas en monitorear los almuerzos escolares que reciben sus hijos, o la infraestructura que es crítica para su educación a largo plazo. Sí, hemos confirmado durante ocho años que esto es cierto, pero están allí debido a la intermediación sostenida, que es frase que deberíamos aplicar mucho cuando hablamos de tecnología cívica. Si no reducimos esos costos de participación, los ciudadanos cuya participación necesitamos más permanecerán excluidos.

El gobierno generalmente diseña aplicaciones geniales, pero a veces, sin intención, desintermedian la relación entre los ciudadanos y las burocracias locales. Y cuando eso sucede, cualquier tecnología presuntuosa que aplicamos al proceso de retroalimentación ciudadanía no cambiará la dinámica de poder para las bases comunitarias.

El gobierno usualmente diseña aplicaciones geniales, pero algunas veces, involuntariamente, desintermedian la relación entre ciudadanos y burocracias locales. Y cuando eso sucede, lo que sea que resulta y es administrado, y cualquier inteligencia artificial o proceso de machine learning que aplicamos a la retroalimentación ciudadana, no va cambiar la dinámica de poder en la base social.

Y esas dinámicas son las más importantes. De modo a que lo que los ciudadanos estén haciendo no sea solo una cuestión de credibilidad para los gobiernos y representantes locales, o las fases de las aplicaciones, sino que también se vuelven accionables para que el gobierno central pueda implementar mejoras de servicios como resultado.

Sólo sosteniendo la acción colectiva a largo plazo podemos incrementar el costo político de la inacción y ver los resultados. Esto no es solo lo que nos muestra la literatura académica, es lo que hemos experimentado en reAcción en los últimos ocho años.

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