La irresponsabilidad del MEC con el FONACIDE (Parte II)

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Ningún tema complejo como el FONACIDE podría tener una solución simple y rápida. Pero el MEC enfatizó reformas apostando a atajos tecnológicos y olvidando priorizar a su recurso más importante: sus funcionarios.

Este es el segundo en una serie de artículos que resumen los hallazgos de mi investigación publicada por el Journal of e-Democracy & Open Government, una revista académica internacional. Dicha investigación analiza las reformas de transparencia implementadas por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) relacionadas al Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (FONACIDE).

Podés acceder al primer artículo siguiendo este link:

La irresponsabilidad del MEC con el FONACIDE (Parte I)

Es lícito aseverar que el nivel de importancia dado a un tema es evidente en la cantidad de recursos humanos, financieros y temporales que se le asigna. En ese sentido, las reformas del MEC para supuestamente promover transparencia en el uso de recursos del FONACIDE quedan cortas. A 5 años de esas reformas, es evidente que de las opciones que tuvo, el MEC prefirió la alternativa rápida y fácil. Si su criterio de elección se basó en costos, hoy es claro que lo barato salió caro (en millones de dólares mal invertidos del FONACIDE).

Acá 3 puntos adicionales que demuestran la irresponsabilidad del MEC en cuanto al FONACIDE durante la administración de Horacio Cartes:

1. En términos de monitorear el FONACIDE, el MEC falló al elegir el camino corto y rápido.

Monitorear el FONACIDE suena sencillo. Se puede pensar: “simplemente es monitorear la ejecución de un fondo público”. Pero la complejidad y lo laberíntico de sus procesos son todo menos simples. Si desde 2015 el MEC realmente quería cumplir su parte para asegurar la buena inversión de los recursos del FONACIDE, hubiera empezado capacitando a los actores clave de su institución que tienen funciones relacionadas a procesos del fondo.

Elegir la tecnología y asumir que sería utilizada — incluso cuando casi nadie comprendía el FONACIDE — fue la ruta corta, rápida y publicitable.

Pero la decisión fue recurrir a atajos tecnológicos. En retrospectiva solamente puede decirse que con la creación de la app Contralor FONACIDE, el MEC quiso ahorrarse la molestia de tener que formar a cientos de funcionarios respecto al FONACIDE. Elegir la tecnología y asumir que sería utilizada — incluso cuando casi nadie comprendía el FONACIDE — fue la ruta corta, rápida y publicitable. En ese camino se dejó de lado lo fundamental en cualquier política pública: las personas como claves para su implementación.

2. El MEC no promovió su herramienta tecnológica más allá de Calle Última — o lo hizo muy mal.

El FONACIDE llega a más de 250 municipios del país. Una herramienta creada para facilitar el monitoreo del fondo debe ser (obviamente) conocida en los lugares donde se reciben esos recursos. Un rápido análisis de los datos de tráfico web del Contralor FONACIDE nos detallan una situación muy característica de nuestro país: el Asuncentrismo.

Fuente: Riveros García, D. (2019), pág. 77.

Hasta 2018, más de la mitad (52%) del tráfico de la herramienta Contralor FONACIDE provino de Asunción. Notablemente, el segundo lugar (27%) del que provino mayor tráfico fue el exterior del país. Aún más preocupante, los datos revelan que quienes visitaban la herramienta casi nunca realizaban siquiera una búsqueda de institución educativa: llegaban a la página de inicio y salían.

Si tan solo el MEC hubiera tenido intenciones reales, hubiera promovido el uso de su herramienta al menos con sus funcionarios. Además, hubiera seguido sus propios datos para notar lo que hacía falta. Si lo hubiera hecho, rápidamente saltaría a luz que casi nadie estaba utilizando el Contralor FONACIDE. Aunque para quienes quisieron usarla tampoco servía de mucho.

3. La herramienta creada tenía errores básicos que limitaban su credibilidad para monitorear el FONACIDE.

Para el raro usuario que, sabía de la existencia de la app, no era de Asunción, quería monitorear el FONACIDE (y ya lo venía haciendo) y quería reducir la corrupción, la herramienta tampoco servía de mucho. Y no es porque estuviera mal diseñada o le faltara funcionalidades; es que la herramienta había sido saboteada por su creador (el MEC) desde el inicio al no alimentarla con los datos necesarios y nunca actualizarla.

Además de sus errores de diseño y alcance, el MEC hizo que esta herramienta tenga como público objetivo a individuos. Es decir, se asumió que personas visitarían la herramienta, revisarían instituciones educativas y luego apuntarían irregularidades. Esto se asumió aunque se sabía que solo un puñado de gente comprende la administración del FONACIDE y sus leyes.

¿Cómo se puede monitorear lo que no se comprende, especialmente cuando el tema en cuestión es de alta complejidad?

En retrospectiva es comparativamente fácil analizar lo que fue mal. Pero desde 2015 nuestra organización había apuntado estos errores y sugerido soluciones.

Lo que el MEC ignoró por 5 años, ojalá no lo ignore ahora el Ministro Eduardo Petta. En juego está la inversión del FONACIDE que podría cambiar la situación de la educación para toda una generación de jóvenes.

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David Riveros
David Riveros García
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