Como ganado camino al matadero
No dijimos nada. Nos quedamos en silencio. Nuestros rostros demostraban un claro malestar. La frustración se acumulaba llenando el aire tenso de rabia. Pero ni una palabra. Quizá fue por nuestra paciencia, esa cualidad que este país nos fuerza a desarrollar guste o no. Porque sin paciencia quizá la violencia sería nuestra tos social. Cada…